domingo, 27 de julio de 2014
LA MUERTE DE WILLIAM LIRA
UN
SERIO MOMENTO DE MEDITACIÓN
Se habla mucho del Destino, unos creen otros no, eso no es
importante, la verdad de cada uno es lo que cuenta para cada uno.
Todos sabemos que nacemos, vivimos y morimos. El nacer…es sólo un momento, el vivir…es el
recorrido más largo y el morir…tan sólo un
instante.
Para los que creemos en un Dios, un cielo y ángeles,
pudiéramos tal vez encontrar que en la muerte de nuestro vecino William Lira el
jueves 24 jueves, todo esto estuvo presente en ese momento y un poco antes
también.
Temprano esa mañana el joven William se levanta de prisa
porque debe llegar rápidamente a abrir la tienda que dirige en Prados del Este,
se había retrasado debido al cansancio producto de una fiesta que había tenido
la noche del Miércoles 23, no alcanzó a
desayunar y su madre no alcanzó a darle la bendición como a diario lo hacía.
El sector de Monterola lo vio partir en su moto a las 9.25
de la mañana y la carretera fue testigo
de su marcha veloz, en una curva de San
Andrés, se encontró de frente con un camión recolector de basura que venía en
sentido contrario y al pasar al carro que tenía delante suyo, siendo las 9.30
A.M en punto, chocó violentamente con el carro y el camión
muriendo en el acto.
Como es de suponer se agruparon carros de ambos lados,
decenas de motos y vecinos de todas las edades quienes vestidos y a medio
vestir aparecieron tan pronto como pudieron.
De inmediato fueron a buscar a la madre de William quien
llegó a los pocos minutos, poco antes de
su llegada, dos policías de El Hatillo se presentaban en el sitio donde también aparecieron milagrosamente en esos momentos
la camioneta de la Morgue seguida muy de cerca por un carro que se notaba estaba
cumpliendo funciones en conjunto, iba un Juez quien se dirigía a Turgua para
cumplir con el proceso de levantar un cadáver que debía ser trasladado a la Morgue.
Lógicamente se detuvieron ambos vehículos y comunicaron que
cumplían con la primera diligencia y al retorno se detendrían para cumplir con los requisitos de tan
lamentable suceso culminando con el traslado de William en la misma unidad.
La mamá de William quien se había apartado de la gente para
llorar a solas su pérdida era acompañada por sus vecinos quienes muy
respetuosamente se le acercaban para hacerles sentir su comprensión y apoyo.
Como cosa difícil de explicar, la mamá portaba una cédula
que parecía original y una fotocopia de la documentación de su hijo, lo cual
sirvió plenamente para los requerimientos solicitados tanto por el señor Juez
como los dos funcionarios de Poli Hatillo. Mientras el Juez efectuaba los
trámites acerca del levantamiento del cadáver, la tía de William partía con una
de las cédulas ya mencionadas a la
Morgue para esperar a su sobrino y culminar con los mecanismos necesarios.
Aquí quiero hacer un alto y contar algo, yo venía justo
detrás del carro que William intentó pasar, me ofrecí lógicamente cuando llegó
el momento oportuno para trasladar a la madre
a donde fuese necesario. Durante todo ese tiempo, al ver que ya no se
necesitaba ningún tipo de ayuda a heridos porque no los había, tomé algunas
fotos y curiosamente en una de ellas aparece una luz muy especial que me
recordó las conversaciones de cuando era
niño acerca de los ángeles de La Guarda quienes nos protegían de día y de noche
y el de La Muerte quienes se encargaban de llevar ante Dios a las personas que
dejaban este mundo para reunirse en el Cielo con el Creador.
Llegó el momento en que la madre de William estaba lista para
partir y así lo hicimos. Una vez en la
camioneta la señora dio rienda suelta a sus recuerdos y me contaba que cuando esperaba a su hijo, estaba en
Colombia y que de pronto se le desató una hemorragia y se vio bañada por mucha
sangre. Afortunadamente pudo comunicarse telefónicamente con el hospital y de inmediato mandaron una ambulancia y en
medio de un charco de sangre dio a luz a su querido hijo William, había pasado
media hora desde la llamada y William nació exactamente a las 9.30 de la
mañana.
Le vimos partir a la misma hora y en las mismas condiciones,
dos veces 9.30 de la mañana y dos veces un
charco de sangre.
EL ZORRO PROTECTOR y todos los vecinos le deseamos a William
que descanse en paz y a su madre mucha conformidad y la esperanza de que en el
Cielo al lado de Dios no hay peligros ni tormentos.
Adolfo Borquez C.
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1 comentario:
Bonito y sentido epitafio a un motorizado de nuestra zona rural
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