Foto: Casa en Turgua/ Dubraska Suárez/Noticias24
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Caracas, 31 de agosto. Noticias24).- El 25 de agosto de 2012 un
derrumbe en la carretera vía Turgua en el municipio El Hatillo, sorprendió a los habitantes de la zona rural. Las fallas de borde que comunicaban la ciudad con poblaciones como Turgua, La Hoyadita, El Aguacate, Papelón y Puerta Negra se habían incrementado con las lluvias ocasionando que la madrugada de ese sábado se vinieran abajo unos
60 metros de carretera.
Solo pasaron 4 meses para que al rededor de 1200 familias quedaran nuevamente incomunicadas.
En septiembre de 2012 el Gobierno de Miranda construyó un paso peatonal pero el 14 de diciembre de ese mismo año, 140 mil metros cúbicos de material de la obra se desprendieron derribándolo por completo, solo pasaron 4 meses para que al rededor de 1200 familias quedaran nuevamente incomunicadas.
Miembros de La Cámara Municipal de El Hatillo, denunciaron en su momento que “tanto la Alcaldía de El Hatillo como Baruta y el Gobierno de Miranda fueron prácticamente sacados del lugar”, producto de no “querer trabajar en equipo”; refiriéndose al Gobierno nacional, regional y municipal.
A un año del derrumbe el equipo de investigación de Noticias24 se dirigió al sector San Andrés, donde aún habitan 3 familias que ante la contingencia decidieron no irse a un refugio, a pesar del riesgo que esto implica. Esta es la historia de una de ellas.
“Todo es cuestión de costumbre, nos acostumbramos al día a día”
Foto: Restos de lo que era el hogar de María/ Dubraska Suárez/Noticias24
“Mi casa se cayó días después del deslave, las paredes cedieron y mi esposo terminó de tumbarla para evitar una tragedia”, con esa frase comenzó a contarnos su historia una de las habitantes del sector, quien no quiso develarnos su nombre y a la que llamaremos “María”. Entre piedras, tierra y un posible nuevo derrumbe vive esta familia que modestamente decidieron no dejar su casa y acudir a un lugar temporal. “Yo por lo menos opté por no irme a un refugio, porque tengo dos niñas y para mi es primero la integridad de mis hijas. En un refugio todos viven arrimados“.
Actualmente se encuentran viviendo en casa de uno de sus vecinos, quien en vista de la situación decidió cederles su vivienda. María junto a sus dos niñas y su esposo recuerdan el triste episodio que los separó de sus familiares y en la cual tienen como paisaje escombros de lo que un día fue su casa y montañas que no saben si algún día cederán. “Todos vivíamos juntos, después de lo que pasó nos separamos; se fue mi mamá y mi hermano también”.
Foto: Casa actual de la familia de María/ Dubraska Suárez/Noticias24
De esas familias que fueron desalojadas el día del derrumbe todavía 19 no han sido trasladadas a sus casas permanentes. “Ellas están en lo que llaman refugios ‘provisionales’, es decir están resguardadas en casas de familiares o amigos”.
Al rededor de diez minutos tardamos subiendo un camino de piedras y tierra, olor a mango podrido y diversos insectos se encuentran en el camino a la actual casa de la señora. Una humilde morada, hecha de zing y palos que pisa un suelo inestable es refugio de esta familia que vive su día a día en condiciones poco dignas aunque, según María, se vive feliz a pesar de las circunstancias.
María es una mujer humilde, trabajadora, nos comentó que trabaja en una escuela cercana a “La Trocha”, la pasarela que comunica la población de San Andrés con el resto; afirmó también que salen adelante con la ayuda de su esposo, quien trabaja en el aseo de El Hatillo. El miedo a que vuelva a ocurrir dicha tragedia los persigue cada vez que el cielo pasa de azul a gris. “Nos da miedo que vuelva a ceder el terreno, cuando llueve estamos atentos, pero insisto en quedarme aquí, no tengo otro lugar a donde irme”.
Foto: Dubraska Suárez/Noticias24
Aunque las autoridades no han dado fecha exacta para la culminación y reubicación de estas familias, habitantes del sector dicen que para el mes de diciembre se culminará la obra que ellos mismos bautizaron como ” La Trocha”, la cual realizaron mientras terminaba el proceso de construcción de la carretera que comunica El Hatillo con estas zonas rurales.
Aunado a eso, los problemas de electricidad y escasez de agua son otras de las dificultades que presentan habitantes de la población de San Andrés, quienes continúan su vida manteniendo la esperanza de que estas problemáticas les serán resueltas lo más pronto posible.
Esta entrega forma parte de la serie “El reto municipal rumbo al 8-D”
Por: Dubraska Suárez / Departamento de Investigación /Noticias24
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